Inteligencia Trabajo

Procrastinación y personalidad: Cómo vencer la procrastinación

Escrito por Franco Rodriguez

¿Tienes una personalidad procrastinatora?
La procrastinación es una de las características más dañinas que exhiben los estudiantes porque les roba de buenas calificaciones y les impide mantener relaciones productivas y saludables con sus maestros, familiares y amigos. La procrastinación puede tener tanto causas externas (por ejemplo, situaciones que implican sobrecargas de trabajo) como causas internas (por ejemplo, características de personalidad).

Las siguientes seis personalidades del procrastinador fueron identificadas por Sapadin (2012) en su libro (ver Referencias), y son ejemplos de las causas internas que pueden provocar la procrastinación.

Aquí están los seis estilos. ¿Te reconoces en uno o más de uno?

El perfeccionista cree que su valor como ser humano está en juego cada vez que emprende una tarea. El mundo es un lugar de todo o nada para el perfeccionista, lo que significa que si el proyecto en el que está trabajando fracasa o no es el mejor, entonces también es un fracaso. Su mayor temor es que no se adapte a sus propias expectativas o a las expectativas de los demás, una creencia que puede tener su origen en un padre uy crítico. La dilación permite al perfeccionista posponer la realización de una tarea porque si no está completa, no puede ser juzgada.

El soñador anhela una vida fácil, indolora y no amenazante. Cuando el mundo interrumpe este sueño presentando desafíos difíciles, el soñador se retira en su mente, creando un mundo ideal en el que él es una persona “especial” que no tiene que jugar con las mismas reglas que todos los demás. Este sueño es muy reconfortante, pero también crea perjudiciales consecuencias académicas, ocupacionales y sociales / románticas al producir tareas tardías, tareas pendientes y promesas incumplidas.

El preocupado tiene una necesidad abrumadora de sentirse seguro, pero paga un alto precio por este sentimiento. Sus más temibles enemigos son el riesgo y el cambio, que lo paralizan porque teme que lo empujen fuera de su zona de confort. Esperando lo peor, crea una corriente de negativos “qué pasa si” que predisponen a asumir que tomar una acción producirá un resultado desastroso. El preocupado tiene la filosofía “mejor prevenir que curar” tatuado en su alma. Por lo tanto, los preocupados experimentan menos alegría y diversión en sus vidas que la mayoría de los demás; Pero creen que es un precio aceptable para pagar por sentirse seguro.

El creador de crisis crea mucho drama en su vida esperando hasta el último minuto para hacer las cosas. Reacciona de forma insuficiente ante situaciones que tienen mucho espacio de tiempo para trabajar diciendo: “No trabajo bien hasta que realmente empiezo a sentir la presión”, y luego reacciona exageradamente con grandes ráfagas frenéticas de actividad justo antes de la fecha límite. Esta estrategia de quemar la vela en ambos extremos puede funcionar para los jóvenes, pero con el tiempo fracasará porque se hará cada vez más difícil transformarse en superman con golpes de adrenalina y cafeína.

El desafiador alberga un profundo resentimiento hacia la autoridad, y ha aprendido que la forma más segura de rebelarse es usar técnicas pasivas agresivas. Cuando se le pide que realice una tarea, un desafiador casi siempre dirá “seguro, puedo hacerlo”, pero luego “olvida” hacer lo que prometió. Esta estrategia proporciona al sujeto un sentido de poder sobre los demás, pero lamentablemente a menudo deja a las personas importantes en su vida sintiéndose traicionadas, manipuladas y / o usadas. Cuando esta estrategia produce sus inevitables consecuencias negativas (por ejemplo, si falla un curso), el desafiador se consuela pensando que este es el precio inevitable que debe pagar si quiere hacer las cosas a su manera.

El complaciente siempre está ocupado, por lo que no parece que es procrastinador. Su enfoque, sin embargo, no es tanto en hacer su trabajo, sino en agradar a los demás por lo que les vaya a gustar. Realmente no hay ningún problema con esa estrategia a menos que distraiga de centrarse en sus propias obligaciones. Los complacientes puede pensar que pueden hacerlo todo, sin embargo, con el tiempo, pierden el equilibrio entre la escuela y la diversión, el trabajo y el ocio, y lo profesional y lo personal. Pronto decepciona no sólo a los que quiere tan desesperadamente complacer, sino también a sí misma produciendo un trabajo mediocre y inventando excusas para explicar por qué su trabajo llega tarde.

¿Se reconoce usted mismo en una o más de estas descripciones? Si su respuesta es sí, entonces usted ha dado el primer paso en un viaje que puede transformarle en una persona más feliz y productiva. Pero no olvide que este viaje tiene que seguir las siguientes reglas:

Conócete a ti mismo. Hazlo hoy, no mañana.

Referencias

Sapadin, L. (2012). How to beat procrastination in the digital age: 6 unique change programs for 6 personality styles. Long Beach, New York: PsychWisdom Publishing.

Acerca de

Franco Rodriguez

Casi Graduado de Psicología. Seguidor de los últimos tratamientos e investigación para trastornos y desordenes.