Inteligencia

Cómo combatir la necesidad de complacer a otros

Escrito por Franco Rodriguez

La satisfacción de la gente, la búsqueda de la aprobación, la necesidad de complacer buscando la autoestima a través de la aprobación de los demás es un esfuerzo infructuoso y una manera agotadora de pasar por la vida.

¿Entonces por qué lo hacemos? ¿Por qué permitimos lo que otros piensan de nosotros tenga tanto poder sobre cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos? Si es verdad que no puedes complacer a toda la gente todo el tiempo, ¿no tendría sentido dejar de intentarlo?

Desafortunadamente, a menudo no es el sentido común lo que impulsa nuestro comportamiento. Para los seres sociales que anhelan el amor y la pertenencia, querer ser queridos y preocuparse por el efecto que tenemos sobre los demás es saludable y nos permite conectarnos. Sin embargo, cuando nos metemos en problemas es cuando nuestra autoestima depende de si ganamos la aprobación de alguien o no.

La necesidad de sentirse” bien “, gustado o aprobado está enraizada en los mensajes que una persona recibió acerca de su inherente dignidad y pertenencia mientras crecía. En algún lugar del camino, las personas con auto-estima contingente aprendieron que su valor provenía de la aprobación de otros, y no dentro de sí mismos.

La realidad es que lo que otros piensan de nosotros no es asunto nuestro.

A medida que seas más capaz de proporcionarte la aprobación que buscas, tu necesidad de validación externa comenzará a disiparse, dejándote más fuerte, más seguro y más feliz en tu vida. Que hacer, hay pasos que se pueden tomar para construir la autoestima desde dentro y reducir la necesidad de agradarle a los otros.

1. Cultivar la conciencia

Con el fin de cambiar los comportamientos malsanos en la búsqueda de aprobación, tenemos que tomar conciencia de ellos, los que a veces pueden ser evidentes, como cuando buscamos activamente la validación o evitamos la confrontación. A veces pueden ser más sutiles, por ejemplo [cuando somos] muy complacientes, agradables, o no queremos molestar a otros.

Entonces, ¿cómo reconocemos cuando estamos participando en estos tipos menos evidentes de comportamientos complacientes? Sugerimos hacerte las siguientes preguntas. “¿Dijiste que sí, cuando realmente querías decir que no, callaste la voz porque no agradaba o hacía eco a alguien que consideras importante? Intenta retroceder en estos hábitos, conocerlos y ver qué los provoca.

La conciencia también incluye una comprensión evolutiva de las experiencias que condujeron al comportamiento en primer lugar. Esas experiencias dejaron heridas emocionales que no podemos sanar si no echamos un vistazo a ellas. Aquellos con un estilo de apego ansioso pueden ser más propensos a los comportamientos malsanos que buscan la aprobación.

Trabajar con un terapeuta para procesar estas experiencias puede ser enormemente útil para comenzar el proceso de curación.

2. Practicar la auto compasión

La compasión de uno mismo, o amor propio, implica aceptar dónde estás en tu vida, y quién eres – defectos y todo. En lugar de ser duros con nosotros mismos, es muy importante darnos el amor, la constancia y la seguridad que no recibimos creciendo. A través de la auto compasión podemos entender que incluso si la gente no nos quiere, eso no es reflejo de nuestro valor como ser humano.

Una parte inextricable del desarrollo de la auto compasión es cuidarse a sí mismo. El autocuidado es el antídoto para una excesiva necesidad de aprobación. Hablar cuando se es agraviado, reconociendo los logros de sí mismo, así como tolerando la incomodidad de ser despedido o criticado. Es aceptar que no eres para todos, y eso está bien.

Parte del autocuidado es ponernos a nosotros mismos antes del otro, no de una manera egoísta, sino en la forma en que una madre debe ponerse la máscara de oxígeno sobre sí misma primero para poder ayudar a su hijo. Sin nuestro propio oxígeno, no somos buenos para nadie más.

 

3. Construir una red de apoyo positivo

Con quien escogemos rodearnos puede tener un gran impacto en nuestro bienestar e influir en nuestro sentido de sí mismo. Esto es especialmente cierto para aquellos que luchan con baja autoestima. Dado que la necesidad de ser gustado muchas veces proviene de fracasos en nuestras primeras relaciones, es importante desarrollar relaciones sanas y reparadoras. Estas toman tiempo y requieren que tomemos el riesgo de abrirnos y ser vulnerables. Podríamos tener miedo de que al abrirnos podamos estar dándole a la gente más razones para no gustarnos. Incluso si ese riesgo es justo, la recompensa es una relación nutritiva que nos puede cambiar desde dentro.

 

Acerca de

Franco Rodriguez

Casi Graduado de Psicología. Seguidor de los últimos tratamientos e investigación para trastornos y desordenes.