Trastornos

La evolución del diagnóstico de autismo

Escrito por Franco Rodriguez

El autismo se describió originalmente como una forma de esquizofrenia infantil y el resultado de la una crianza muy fría, luego como un conjunto de trastornos relacionados con el desarrollo y, finalmente, como una condición del espectro con diversos grados de deterioro. Junto con estos puntos de vista cambiantes, sus criterios de diagnóstico también han cambiado.

Así es como el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” (DSM), el manual de diagnóstico más utilizado, ha reflejado nuestra comprensión en evolución del autismo.

¿Por qué el autismo se consideró inicialmente una condición psiquiátrica?

Cuando Leo Kanner, un psiquiatra y médico austríaco-estadounidense, describió por primera vez el autismo en 1943, escribió sobre niños con “soledad autista extrema”, “ecolalia retrasada” y un “deseo ansiosamente obsesivo de mantener todo igual”. También señaló que los niños a menudo eran inteligentes y algunos tenían una memoria extraordinaria.

Como resultado, Kanner consideró el autismo como una perturbación emocional profunda que no afecta la cognición. De acuerdo con su perspectiva, la segunda edición del DSM, el DSM-II, publicado en 1952, definió el autismo como una condición psiquiátrica, una forma de esquizofrenia infantil marcada por un desapego de la realidad.

Durante las décadas de 1950 y 1960, se pensaba que el autismo estaba arraigado en madres frías y carentes de emociones, a quienes Bruno Bettelheim denominó “madres refrigeradoras”.

¿Cuándo se reconoció el autismo como un trastorno del desarrollo?

El concepto de ‘madre refrigerador’ fue refutado en la década de 1960 a 1970, cuando un creciente cuerpo de investigación mostró que el autismo tiene bases biológicas y está enraizado en el desarrollo del cerebro. El DSM-III, publicado en 1980, estableció el autismo como su propio diagnóstico por separado y lo describió como un “trastorno generalizado del desarrollo” distinto de la esquizofrenia.

Las versiones anteriores del manual dejaban muchos aspectos del proceso de diagnóstico abiertos a las observaciones e interpretaciones de los médicos, pero el DSM-III enumeraba los criterios específicos necesarios para un diagnóstico. Definió tres características esenciales del autismo: una falta de interés en las personas, impedimentos severos en la comunicación y respuestas extrañas al ambiente, todas desarrollándose en los primeros 30 meses de vida.

¿Cuánto tiempo duró esta definición?

El DSM-III fue revisado en 1987, alterando significativamente los criterios de autismo. Amplió el concepto de autismo agregando un diagnóstico en el extremo leve del espectro (trastorno generalizado del desarrollo) no especificado y eliminando el requisito de aparición antes de los 30 meses.

Aunque el manual no usó la palabra ‘espectro’, el cambio reflejó la creciente comprensión entre los investigadores de que el autismo no es una condición única, sino más bien un espectro de condiciones que pueden presentarse a lo largo de la vida.

El manual actualizado enumeró 16 criterios en los tres dominios previamente establecidos, 8 de los cuales tuvieron que cumplirse para un diagnóstico. La adición permitió a los médicos incluir a niños que no cumplían por completo los criterios de autismo pero que aún requerían apoyo en el desarrollo o en el comportamiento.

¿Cuándo se presentó por primera vez el autismo como un espectro de condiciones?

El DSM-IV, lanzado en 1994 y revisado en 2000, fue la primera edición en categorizar el autismo como un espectro.

Esta versión enumeró cinco condiciones con características distintas. Además del autismo y PDD-NOS, agregó el “trastorno de Asperger”, también en el extremo leve del espectro; “Trastorno desintegrativo de la infancia”, caracterizado por reversiones y regresiones severas del desarrollo; y el síndrome de Rett, que afecta el movimiento y la comunicación, principalmente en las niñas.

El colapso se hizo eco de la hipótesis de la investigación en el momento en que el autismo tiene sus raíces en la genética, y que cada categoría en última instancia, se vinculará a un conjunto de problemas y tratamientos específicos.

¿Por qué se adoptó la idea de un espectro continuo?

A lo largo de la década de 1990, los investigadores esperaban identificar los genes que contribuyen al autismo. Después de que el Proyecto del Genoma Humano se completó en 2003, muchos estudios intentaron concentrarse en una lista de “genes del autismo”.

Encontraron cientos, pero no pudieron relacionar ninguno exclusivamente con el autismo. Se hizo evidente que no era posible encontrar fundamentos genéticos y tratamientos correspondientes para las cinco afecciones especificadas en el DSM-IV. Los expertos decidieron que lo mejor sería caracterizar el autismo como un diagnóstico integral, que va desde leve a grave.

Al mismo tiempo, hubo una creciente preocupación por la falta de coherencia en la forma en que los médicos de diferentes estados y clínicas llegaron a un diagnóstico de autismo y síndrome de Asperger.

Un aumento en la prevalencia de autismo en la década de 2000 sugirió que los médicos a veces se dejaban influenciar por los padres presionando por un diagnóstico particular o influenciado por los servicios disponibles dentro de su estado.

Para abordar ambas inquietudes, se introdujo el término “trastorno del espectro autista”. Este diagnóstico se caracteriza por dos grupos de características: “deterioro persistente en la comunicación social recíproca y la interacción social” y “patrones de comportamiento restringidos y repetitivos”, ambos presente en la primera infancia.

Cada grupo incluye comportamientos específicos, un cierto número de los cuales los clínicos deben identificarse. El manual eliminó el síndrome de Asperger y el autismo clásico, pero presentó un diagnóstico de trastorno de la comunicación social para incluir a los niños con problemas de lenguaje y sociales.

El trastorno desintegrativo de la niñez y el síndrome de Rett fueron eliminados de la categoría de autismo.

¿Por causó tanta preocupación y controversia?

Incluso antes de que se publicara el manual en 2013, muchas personas con autismo y sus cuidadores estaban preocupados por el efecto que tendría en sus vidas. Muchos estaban preocupados de que después de que su diagnóstico desapareciera del libro, perderían los servicios o la cobertura del seguro.

Los que se identificaron con síndrome de Asperger dijeron que el diagnóstico les dio un sentido de pertenencia y una explicación de sus desafíos, temían que eliminar el diagnóstico fuera sinónimo de perder su identidad.

¿Hay alternativas al DSM?

Los médicos de muchos países, incluidos los de Europa, usan la Clasificación Internacional de Enfermedades. Lanzado en la década de 1990, la edición actual y la décima edición de ese manual agrupa el autismo, síndrome de Asperger, síndrome de Rett, y otros juntos en una sola sección de “Trastornos generalizados del desarrollo”, como lo hizo el DSM-IV.

¿Cómo se ve el futuro para diagnosticar el autismo?

Los expertos continúan viendo el autismo como un espectro continuo de condiciones. No hay revisiones planificadas para el DSM por ahora, pero el lenguaje cambiará, y los criterios de autismo pasan a una nueva sección dedicada al “Trastorno del espectro autista”.

La ICD-11 difiere del DSM-5 en varias formas clave. En lugar de requerir un número determinado o una combinación de características para un diagnóstico, enumera características de identificación y permite a los médicos decidir si los rasgos de un individuo coinciden. Debido a que el ICD está diseñado para uso global, también establece criterios más amplios y culturalmente menos específicos que el DSM-5.

Acerca de

Franco Rodriguez

Casi Graduado de Psicología. Seguidor de los últimos tratamientos e investigación para trastornos y desordenes.